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Carlos Iriarte: «Ayer y ahora, la tecnología convenientemente aplicada a la seguridad es de suma importancia»

La vídeo vigilancia ha jugado un rol muy importante en la historia de la seguridad bancaria durante los últimos años. Cuando la delincuencia alcanzó su apogeo en la década de 1980, entre terrorismo y matanza, la violencia y asalto de bancos se volvió un caso cotidianamente perdido. No todos creen en los imposibles y gracias a esto, se formó la asociación público privada que acabaría con este problema y nos pusiera en los ojos del mundo como referente de seguridad. A la cabeza, un Coronel en retiro de la Guardia Civil, con ideas que revolucionaron la percepción de seguridad en nuestro país.

Entiendo que todo se basó en un planeamiento previo. El éxito vino eventualmente.

Claro, fue un arduo trabajo y sí fue planeado, pero no fue un tema de años. Fue rápido. Había un problema muy conciso y teníamos que resolver. Cuando llegué a ASBANC, yo sí tenía claro mi rol. Tenía que hacer algo para poder contrarrestar tantos ataques. Habíamos perdido la calle. Se necesitaban unidades especiales. El MRTA empezó a asaltar bancos, conocía rutas de aproximación y de escape, tenía grupos de irrupción, contención y huida. Además, estaba la banda de los Sánchez Bedón, Los Injertos, Los Destructores, Los Retacos, todos con fusiles de largo alcance.

¿Cómo lograron combatir esto tan rápido?

Lo mejor que se pudo hacer fue identificar las necesidades reales, los bancos necesitaban proteger a las personas, a sus clientes, sus instalaciones y su patrimonio para poder desarrollar sus actividades con normalidad; al igual que la Policía necesitaba más equipamiento, mejor tecnología, capacitación constante (porque ¿de qué les sirve tener la mejor tecnología si no saben usarla? No habría tenido sentido) y una mejor calidad de vida. Una vez con las necesidades claras sobre la mesa, se pudo armar un plan estratégico que redujo la criminalidad notoriamente.

¿Qué rol jugaba la tecnología en ese plan?

Sin ella, a lo mejor no hubiéramos podido hacer mucho. La asociación era mucho más que un nombre, era trabajar en perfecta sincronización para lograr el resultado. En ese sentido, las cámaras de seguridad contribuyeron, contrario a lo que se piensa, para la investigación, no la prevención. Cuando se producía un hecho y tenía que visualizarse a quienes habían podido cometerlo, las grabaciones y reconocimiento facial lograron el objetivo de identificar y atrapar a muchísimos criminales.  La prevención sí estuvo a cargo de Águilas Negras. El monitoreo también fue eficiente gracias a las cámaras. La eficacia de la vigilancia, con alertas inmediatas ante cualquier sospecha, hizo casi imposible irrumpir en las agencias, pero los delincuentes se fortalecían con cada logro nuestro y su manera de delinquir se hizo cada vez más especializada. Frustramos todos sus intentos y redujimos a cero la inseguridad bancaria. El único saldo pendiente con ellos son los marcas. Al ya no saber qué hacer para robar, empezó el marcaje. Es una metodología de inteligencia, pero nosotros, con el área de investigación, tenemos una base de datos con posibles marcas. Esta información está ingresada en los sistemas de seguridad, para reconocer sus rostros en caso aparezcan para delinquir.

¿Cree que esa misma estrategia se podría replicar en otros ámbitos?

Siempre lo he dicho, lo que hicimos con la seguridad bancaria se puede replicar en la seguridad ciudadana, pero depende mucho del gobierno y de la gente. Ahora hay muchas alternativas para mantener los espacios seguros, pero sí es importante cuidar lo que más importa con un esfuerzo extra. Es cierto que el gobierno debe incrementar la seguridad, pero cada uno puede ayudarse y ayudar a los demás cuidando su entorno, su ambiente y sus posesiones.

¿Le parece de ayuda que una casa o negocio pequeño disponga de un kit de seguridad?

Por supuesto. La ventaja de estos Kits es que no dependen de nadie, cada uno tiene el control de lo que pasa en la casa o negocio. No solo sale más barato, sino también es más práctico porque no hace falta tener muchos filtros para tomar acciones. Si alguien ve una situación de riesgo en su negocio o casa, va a actuar inmediatamente apoyándose en las fuerzas del orden. Esto genera autonomía, independencia en la población para tomar consciencia sobre su seguridad.